12 de diciembre de 2011

Mantener viva la esperanza

Esta es la misión más difícil de un docente del siglo XXI. Enseñar que es posible ir contra la corriente, pensar en el otro, trabajar para mejorar…

Enseñar que la ética y la fidelidad a los ideales no han pasado de moda, que enaltecen al hombre.
Enseñar que el arte enriquece el espíritu humano de un modo inviolable, que nada ni nadie podrá quitarnos jamás.
Enseñar que la Tierra nos ha sido prestada, que mañana deberemos entregarla a nuestros hijos y a sus hijos. Que el futuro debe prevalecer sobre lo inmediato.
Porque, a pesar de la corrupción, de la violencia, del desmedido interés individual, alguien – entre todas las opciones vitales – es capaz de elegir ésta: enseñar.