
Enseñar que el arte enriquece el espíritu humano de un modo inviolable, que nada ni nadie podrá quitarnos jamás.
Enseñar que la Tierra nos ha sido prestada, que mañana deberemos entregarla a nuestros hijos y a sus hijos. Que el futuro debe prevalecer sobre lo inmediato.
Porque, a pesar de la corrupción, de la violencia, del desmedido interés individual, alguien – entre todas las opciones vitales – es capaz de elegir ésta: enseñar.